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LA ÉTICA DEL CONTADOR PÚBLICO

  • L.C.P. Y M.A. ROCÍO CONCEPCIÓN BAUTISTA GARCÍA
  • 21 jul 2017
  • 5 Min. de lectura

Se sabe que durante mucho tiempo la función que debe cumplir un contador dentro de la organización, es principalmente el apoyar la toma de decisiones administrativas. Pero también se analiza el papel moral de éste frente a las decisiones administrativas que van en contra de los cánones del Código de Ética del Contador Público.


Por lo tanto, es importante considerar que un contador debe proveer de las herramientas necesarias para la toma de decisiones de la empresa, en un nivel estratégico, táctico u operativo.


El contador público, en su desempeño profesional, debe tener como requisito ser una persona honorable, con altos grados de principios morales y éticos en el desempeño de sus funciones, a fin de que su nombre no se vea envuelto en asuntos de dudosa procedencia, o manejo inexplicable. Por lo tanto el contador debe mantener la exactitud e integridad moral que debe caracterizar al trabajo de la contabilidad en las organizaciones.


La ética profesional del contador

Sustancialmente un profesionista tiene los mismos deberes de una persona común, pero diferenciados en cuando a intensidad y fines, pues dadas las peculiaridades de su actividad, preparación e influencia, las normas se especializan y se vuelven más rígidas.


Al hablar de la ética de la persona, insistimos en que cada uno tiene conciencia, por decirlo así, de lo que debe hacer. Por lo tanto el profesionista, tiene un sentido y un criterio para resolver los asuntos morales, llámese como se llame, fúndese en la ley natural, prejuicios o cualidades heredadas; lo cierto es que no podemos negar que hasta el más primitivo de los hombres se manifiesta de alguna forma el juicio ético.


El deber de orientar, de instruir, de aglutinar y promover las actividades sociales, es un deber tan importante como el de ser responsable en el trabajo o de ser honrado. Desafortunadamente esta idea no está muy difundida y abundan profesionistas de conductas reprobables en su vida privada y laboral, y ajena a toda inquietud colectiva.[1]


La contaduría pública es una profesión que tiene como finalidad satisfacer necesidades de la sociedad. Su actor principal, el contador público, es una persona que cuenta con estudios superiores universitarios, avalados por un título profesional que garantiza sus conocimientos y su competencia profesional. Es decir, el contador público es aquel que, avalado por un título universitario, satisface necesidades de la sociedad desde el punto de vista de sus servicios contables; en consecuencia el contador es una figura pública. [2]


La ética profesional, es una parte de la ética general, que estudia los deberes de los profesionales y establece, a través de normas o reglas de conducta, el orden necesario para satisfacer el bien común, ya que los profesionales cumplen misiones importantes dentro de la sociedad. Las normas o disposiciones que rigen el desempeño del profesional de la contaduría pública, en su permanente relación con sus colegas, clientes y público en general, se encuentran establecidas en el código de ética profesional del contador público.


El predominio de los intereses egoístas y el afán de lucro, significan la manera de desvirtuar la profesión, y negarle el sentido ético de servicio que ella debe tener. Las personas que ejercen una profesión en la que ofrecen sus conocimientos y habilidades al servicio de otros, tienen responsabilidades y obligaciones con todos los sectores y personas que confían en su trabajo, por lo que es imprescindible para estos profesionales la aceptación y el cumplimiento de las normas de ética.

Los profesionales de la ciencia contable en particular, toman decisiones e inducen a otras personas a tomarlas, por lo que la información que producen debe reunir ciertas características tales como veracidad, confiabilidad, oportunidad, entre otras características que requieren de un profesional que conduzca sus servicios bajo la guía de virtudes morales como la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.


Los contadores públicos tenemos el deber de inspirar confianza pública, esta se traduce en la confianza que se otorga a la firma del contador público, quien por disposiciones de la ley puede opinar sobre el contenido de determinados actos y documentos.


Sin embargo, la confianza pública es sólo la forma ya que la esencia del contador es la confianza en la información que analiza y que es lograda gracias a las capacidades técnicas, profesionales y éticas del contador.[3]


Necesidad y justificación del Código de Ética del Contador

Un código de ética profesional no sólo sirve de guía a la acción moral, sino que también mediante él, la profesión declara su intención de cumplir con la sociedad, de servirla con lealtad y diligencia y de respetarse a sí misma.

Por lo tanto el actual Código de Ética Profesional establece las normas éticas mínimas que deben observar los Contadores Públicos que practiquen en México.

Una marca distintiva de la profesión contable es la aceptación de su responsabilidad de servir al interés público.


Por lo tanto, la responsabilidad del Contador Público no es exclusivamente satisfacer las necesidades de un determinado cliente, o de la entidad para la que trabaja. Al servir al interés público, el Contador Público deberá observar y cumplir con este Código. Si se le prohíbe cumplir con ciertas partes de este Código por ley o reglamento, el Contador Público deberá cumplir con el resto del contenido de este Código.[4]


En tal sentido, el contador, con el fin de mantener la confianza pública y contribuir a la buena conducta y desarrollo sostenido de la profesión, debe estar ceñido a los principios éticos siguientes y marcados en el Código:





  • Integridad (Ser leal, veraz y honrado en todas las relaciones profesionales y de negocios).

  • Objetividad. (Evitar prejuicios, conflicto de interés o influencia indebida de terceros que afecten el juicio profesional o de negocios).

  • Diligencia y competencia profesionales. (Mantener el conocimiento profesional y las habilidades al nivel necesario que aseguren que el cliente o la entidad para la que se trabaja reciben servicios profesionales competentes basados en los últimos avances de la práctica, la legislación y las técnicas, y actuar con diligencia y de conformidad con las normas técnicas y profesionales aplicables).

  • Confidencialidad. (Espetar la confidencialidad de la información obtenida como resultado de relaciones profesionales o de negocios y, por lo tanto, no revelar dicha información a terceros sin la autorización apropiada y específica, a menos que haya un derecho u obligación legal o profesional de hacerlo, ni usar la información para provecho personal o de terceros).

  • Comportamiento profesional. (cumplir con las leyes y reglamentos relevantes, y evitar cualquier acción que desacredite a la profesión).


Los contadores públicos deben actuar dentro de un marco de valores profesionales para emitir un juicio acertado y actuar de manera ética que redunde en interés de la sociedad y de la profesión. El profesional contable debe tener como objetivo principal trabajar de acuerdo con las normas más elevadas de profesionalismo, a fin de alcanzar el máximo de rendimiento y en general de responder al interés público; para alcanzar estos objetivos el contador debe satisfacer cuatro necesidades básicas, que son:


  • Credibilidad

  • Profesionalismo,

  • Calidad en los servicios, y

  • Confianza[5]


El contador público, como tal, debe cimentar su reputación en la honestidad, laboriosidad y capacidad profesional, y no en el mercantilismo, ni expansionismo sin escrúpulos. En resumen a todo lo dicho anteriormente, el contador público debe actuar con ética.




“INTENTA NO VOLVERTE UN HOMBRE DE ÉXITO, SINO VOLVERTE UN HOMBRE DE VALOR.”

Albert Einstein





[1] Guillermo S. del Monte. El Contador Público ante el problema ético. Pág. 72.


[2] Mantilla B Samuel Alberto. Ética y Desafíos de la Contaduría Profesional. Año 2002


[3] Vásquez, José. Proyección social del contador público. 1999.


[4] Código de Ética Profesional. Instituto Mexicano de Contadores Público. 10ma edición, diciembre 2015.


[5] Aquiles Menéndez. Ética Profesional. Herrero Hermanos, Editores, México 1962.



 
 
 

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